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Lost in translation

Si bien no soy Scarlett Johansson, ni mi escenario es Tokio, (sino Beijing), creo que esta imagen representa lo que fui y sentí en mis primeras semanas en China.

Hace poco volví a ver esta película y la resignifiqué totalmente. Me sentí reflejada en su papel, en su mirada triste, pensando en todo y en nada. Esperando que las horas pasen, sin entender muy bien el para qué, esperando que alguien me salve.

La veo y vuelvo a verme a mi sentada allí, vuelvo a conectarme con la tristeza, con semanas de intensa soledad. “Perdida en China”, así me sentía. Preguntándome qué iba hacer de mi vida, cómo iba a empezar de cero. Había dejado mi país, mis pertenencias, mi familia, amigos, mi casa, mi trabajo, digamos que había dejado todo por amor. Fue una gran apuesta que me la cuestioné mucho los primeros meses. Pero algo en mi me decía que lo intente, que no debía quedarme con la duda. Que, si no funcionaba, siempre estaría Argentina esperándome. La posibilidad de irme a vivir a China con mi pareja era “ahora” y esa posibilidad no me iba a estar esperando.
Son decisiones que uno toma sin saber cuán bien o mal le va a ir.

Me encontré con un cuaderno en blanco, dispuesto a completarse. Entendí que la historia que iba a estar escrita allí dependía en gran parte de mí. Que era responsable de lo que había elegido y ahora tenía que hacer algo con mi elección. Cómo transitar los años aquí y reinventarme iba a depender de mi actitud, de cómo me tomase las cosas, de mi creatividad aplicada y ver esta experiencia como una gran oportunidad para crecer y aprender.

Fácil no fue (ni es). Más aún en un país como China, que requiere de una dosis “extra large” de paciencia y frustración.

Pero lo cierto es que cuando te abres a la oportunidad, la oportunidad llega a ti. Requiere trabajo y dedicación. Requiere un cambio de perspectiva, requiere elegir con que lente ver las cosas que nos pasan.

Llevo un año y medio viviendo aquí, si bien puedo tener días nostálgicos y en los que extrañe, ya no me identifico con esa foto. Hoy ya no soy esa. Hoy estoy feliz aquí.

Mi hogar ya se encuentra en Beijing.


¿Y tú, cómo te sentiste en tu primer destino como expat? ¿Qué aprendizajes tuviste? ¿Cuál fue tu mayor obstáculo? ¿Llegaste a sentir que tu “hogar” estaba allí? ¿La balanza es o fue positiva?.

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