Las fiestas lejos de los afectos

Diciembre es sinónimo de cierre de año, de encuentros, de brindis. Tiene color rojo y verde, olor a pan dulce y suena a villancicos. Depende donde vivas es sinónimo de nieve y chocolate caliente o calor sofocante, cortes de luz y vitel toné.

Época de buenos deseos, de esperanza, pero para muchos tiene gusto a nostalgia, a recuerdos nítidos conservados de la niñez y no tan nítidos logrados por la distancia y la dificultad de poder festejar con los afectos.

El vivir fuera de tu país de origen o lejos de nuestros seres queridos genera emociones encontradas. Cuando tenés la posibilidad de volar y ver a los tuyos, estás ansioso tachando los días cuan niño esperando que sean las 12 y Papa Noel deje los regalos.

Pero cuando no tenés la posibilidad de reencontrarte con los tuyos, ya sea por imposibilidad laboral, económica, o de salud; “diciembre” se convierte en un mes difícil de transitar.

También sucede que el vivir lejos te hace estar cerca de los nuevos lazos. Esos nuevos vínculos que pasan a ser familia, que te hacen sentir acompañado, querido. Te hacen compartir una copa y un abrazo.

Afectos que empiezan a tener identidad en tu vida, con nombre y apellido y no los borra el próximo destino, sino que quedan tatuados y perduran.

Están los que aun teniendo la posibilidad de retornar a su país en estas fechas eligen no hacerlo, por distancia, por el dolor que les genera volver a separarse o porque simplemente el tiempo hizo su trabajo y no le dan el significado o importancia que en otro momento tenía la festividad.

Sea cual fuere tu situación, espero que tengas un hermoso cierre de año y ojalá te encuentres lo mas cerca que se pueda estar de tus deseos.

¡Chin Chin a la distancia a toda la gente que quiero y extraño, Chin chin por el año que se va y Chin Chin por el año que vendrá!

Cariños y abrazos del corazón

Nati