Rodrigo Salinas es mexicano y lleva 5 años en Filipinas. Aquí les dejo su historia.
“A mi esposa le ofrecieron abrir una empresa mexicana y tomamos las maletas para Filipinas. En esta ocasión me tocó a mi dejar de lado mi trabajo y mi carrera profesional para seguirla y acompañarla en esta aventura.
Me tuve que adaptar a un trabajo que nada tenía que ver con lo que hacía en mi país y mucho menos con la posición que ya había logrado en México, donde había escalado a gerente de logística luego de varios años de trabajo. Tuve que empezar de cero en Filipinas.
Empecé buscando trabajo en logística y eran mal pagos. Averiguando, lo que mejor se pagaba a los extranjeros era trabajar en un call center, así que comencé allí.
No es un mal trabajo, te permite llevar comida y mantener un techo por lo que lo valoro, pero definitivamente no es algo en lo que me hubiera gustado desempeñarme. Más bien ha sido “tomar lo que aparece en el camino” y llevar las cosas lo mas tranquilo posible. Me ha resultado complicado lidiar con algunas cuestiones culturales por ser latino.
Afortunadamente las cuestiones migratorias en Filipinas no son tan complicadas como en otros países, aunque los procesos son burocráticos, tediosos y requieren paciencia.
Al principio tuve la suerte de poder elegir entre 4/ 5 trabajos y evaluar que era lo que más me convenía, pero en los últimos tiempos se puso más difícil conseguir trabajo, ya que empezaron a cambiar algunas políticas por cuestiones de costos (las visas de trabajo son más costosas) y comenzaron a darle prioridad a los filipinos que hablaban español.
Con el Covid las ofertas son más limitadas ya que hay mucha gente desempleada. Yo quedé desempleado por 7 meses. Ahora por suerte encontré trabajo. Definitivamente no es lo que me gusta, pero es lo que se puede hacer. Y entre eso y no hacer nada prefiero hacer.
Por la cuestión laboral de mi esposa estoy muy contento con lo que está logrando. En mi caso personal es más complicado, pero me fui ajustando a las circunstancias.
Respecto a la pareja, tomé ciertas actividades y quehaceres que antes no hacía.
Ha sido una gran presión emocional, psicológica y cultural más viniendo de México donde está marcado el pensamiento de que “el hombre es el que se tiene que hacer cargo de los gastos de la casa, mientras que la mujer se encarga de criar a los hijos”.
No te voy a decir que es todo color de rosa, pero tampoco es la peor situación que haya vivido. La estabilidad de mi mujer me da la posibilidad de estar buscando y haciendo otras cosas.
Respecto al trabajo de mi mujer nos vinculamos con gerentes de empresas o diplomáticos, con los que no me ha sido fácil entablar amistad. Cuando digo que trabajo en un call center o que he estado desempleado, no es muy bien recibido y menos al decir “me dedico hacer videos en Youtube”.
No se genera la posibilidad o cercanía de entablar una relación mas personal. Se que se juntan entre ellos y no me incluyen, por lo que de alguna manera si me aflige.
Respecto a la pareja, muchas veces encuentro el foco puesto en las mujeres que no pueden trabajar o continuar con sus carreras profesionales, pero creo que no se abordan los conflictos que se ocasionan como hombre tratando de llevar la situación en la que la mujer trabaja y el hombre no aporta. No es nada sencillo, y menos viniendo de sociedades machistas como lo es la mexicana. No es nada fácil para ninguna de las dos partes. Mas estando a 14.000 kilómetros de distancia se complican mucho mas las cosas".
Espero que te haya gustado y se lo puedas compartir a cualquier persona que esté necesitando leerlo 🙂
Nos @vemos pronto!
Saludos,
Nati
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